viernes, 19 de noviembre de 2010

Economía

En un escenario de fuerte debilitamiento económico a nivel mundial, que afectó a los principales socios de Portugal, la economía portuguesa estuvo en recesión técnica, entre el 4º trimestre de 2008 y el 1er trimestre de 2009. A partir del 2º trimestre se inició un período de recuperación gradual de la actividad económica, lo que hizo que Portugal fuera uno de los primeros países de la Zona Euro en salir de la recesión.

En 2009 asistimos a un contracción real del PIB de -2,7%, en términos análogos, que quizá corresponda a un valor más suave del verificado en otras economías de la Zona Euro, traduce los efectos asociados con el deterioro del encuadre económico y financiero internacional, que afectó al crecimiento de las exportaciones y retrajo la inversión y el consumo. Aunque durante el año, el mercado de trabajo se vio especialmente afectado por la crisis económica, con la tasa de desempleo alcanzando valores muy altos (9,5%).

El escaso rendimiento de la actividad económica a nivel interno y el descenso de los precios de las materias primas provocaron un descenso de la tasa de inflación que se situó en el -0,8%, uno de los más bajos de la Zona Euro. La inversión acentuó el descenso verificado en 2008, registrando en términos reales una variación negativa del 12,6%.

Las exportaciones de bienes y servicios disminuyeron, un 11,6% en volumen, a pesar de la fuerte recuperación puesta de manifiesto en el 4º trimestre.

Las perspectivas de evolución de la economía portuguesa en el período 2010-2011, siendo una economía abierta y plenamente integrada en términos económicos y financieros, siguen estando marcadas por la interacción entre la crisis en los mercados financieros internacionales y la evolución de la actividad económica a escala global.

Los principales analistas apuntan a una mejora de la economía mundial, a pesar de que la recuperación Si en 2008 la aceleración de los precios internacionales de los bienes energéticos fue la principal razón para la subida ligera de la tasa de inflación en Portugal, la caída acentuada verificada en 2009, superior incluso a la media de la UE 27 y la Zona Euro, resultado no sólo del descenso de los precios de las materias primas en los mercados internacionales, sino también de los efectos provocados por el debilitamiento de la actividad económica en la demanda interna.

En 2010 y 2011, la tasa de inflación deberá subir al 0,8% y al 1,9%, respectivamente, basado en la previsión de subida de los precios de las materias primas, esencialmente energéticas, en los mercados internacionales, y en la recuperación económica que traerá el aumento del consumo interno. En materia de finanzas públicas el año 2009 trajo un empeoramiento de los desequilibrios presupuestarios. Los efectos provocados por la crisis económica mundial obligaron a tomar medidas por parte de los Gobiernos de los distintos países, con el fin de evitar el colapso del sistema financiero internacional e impedir la continuación de la subida abrupta de la tasa de desempleo. En Portugal, se lanzó también un paquete de medidas de estimulación de la economía, de apoyo a las familias y a las empresas, medidas para relanzar la inversión y proteger el empleo, sin olvidar las medidas de refuerzo de la estabilidad financiera, área vital para relanzar la economía, intervención que contribuyó en gran medida a que nuestro país fuera uno de los primeros en declarar el fin de la recesión técnica.

Pero con el Estado aumentando el gasto para estimular la economía y con los ingresos fiscales disminuyendo significativamente, el impacto se sintió en el déficit: -9,3% en 2009 y en la deuda pública aumentando desde el año 2007 (88,9% del PIB en 2011), pero por debajo de países como Grecia (120,6%), Italia (116,5%) y Bélgica (101,4%).

En este contexto, las principales prioridades del Gobierno a nivel de la consolidación presupuestaria están concentradas en la corrección del déficit, que deberá situarse en un -2,8% en 2010 y la reducción del peso de la deuda, a la par de la defensa y del estímulo al empleo, y de un conjunto de medidas de apoyo a las PYMES, estando ya en marcha las reformas que van a tener un impacto decisivo en la contención de la deuda pública, como por ejemplo la de la Seguridad Social, la de la Administración Pública, la de la Salud y la de la Educación.

El control de los gastos en salud; la reducción de las deducciones y beneficios fiscales en origen del IRS; la ampliación y el control de la base de cotización de la Seguridad Social; la tributación extraordinaria en el IRS a la tasa del 45% de los rendimientos declarables superiores a 150.000 euros y las privatizaciones de varias empresas públicas, son algunas de las medidas aplicables aún en 2010. Es sabido, sin embargo, que la estimulación de la economía no es, por sí sola, suficiente y que la mayor contribución vendrá del crecimiento económico, basado en el aumento de la demanda externa, del consumo y de la inversión.